Réplica de la habitación de Ana

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Los chicos de Primer año visitamos la casa de Ana Frank

La puerta de la habitación

sábado, 20 de noviembre de 2010

Recorriendo la Edad Media. Bizancio. Por Samantha Peña Fermé

¡Qué sueño tengo!, mamá tenía razón que hoy no iba a aguantar para quedarme viendo operación triunfo. Ojalá falte algún profesor así duermo un rato. ¡Uy! Ahí viene Ferreiro, espero que no nos haga pensar mucho por que me duele la cabeza.
¡Bueno! Abran los libros en la página 110. Vayan leyendo el Imperio Romano de Oriente, miren bien el mapa y después hagan el crucigrama que voy a escribir en el pizarrón, les va a servir de repaso para la prueba del miércoles, dijo Ferreiro ni bien entró.
El imperio Romano… llamado imperio bizantino… se me cierran los ojos… su capital, la ciudad de Constantinopla… no aguanto más…
-¡Vamos, tenemos que volver con la Emperatriz, quiere ver hoy mismo las telas!
Pero… ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es éste? ¿Estas calles? ¿Qué hablan? ¿Qué pasa? Me es difícil caminar con esta ropa, es una especie de vestido, túnica, con un manto, qué antiguo, qué hermosa tela, que seda tan suave, tan bien trabajada, qué fina, deber ser carísima. ¿Estas pulseras? ¡Que bonitas! ¡Que pesado brazalete? ¡Esperen! Estoy mirando mi ropa y ni sé dónde estoy. ¿Qué pasó? Estos edificios parecen como griegos…bueno, no todos, me parece que aquellos otros tienen un estilo persa. Hay gente vestida de manera sencilla, parecen campesinos, pero hay muchos con togas griegas, romanas. ¡Qué lío! ¡Qué confusión! Trataré de oír que hablan. ¿Esa chica? ¿Cómo fue que le entendí? Eso parece griego, sí hablan en griego, pero esos otros no, eso parece latín. Además hay gente de muchas razas, veo muchos chinos, otros parecen de India, también hay negros. ¡Esto es un rompecabezas, es una ciudad cosmopolita!
-¡Dale! ¡Vamos! Tenemos que encontrarnos con Irene y Beatriz cerca de la construcción de la Basílica de Santa Sofía.
A lo lejos veo el puerto, hay mucha gente, comerciantes y muchísimas mercaderías, más lejos en el agua se ve una gran flota con buques de guerra. Epa! este señor me llevó por delante, ¿qué se le cayó? Es una bolsa con algo así como pesas de bronce y cobre. Tienen unos signos, yo ví algo así en un libro sobre China, sí son pesas chinas.
-Por favor deje mis cosas que estoy apurado, no puedo perder este negocio. Me dijo este señor con pinta de mercader. Se siente un olor fuertísimo a aceite de oliva, ¡ja! ¡Lo usan para poner en lámparas de alumbrado, con lo que es! Un momento, esas esculturas son inconfundibles, ojos grandes bien abiertos, fijos… las distintas razas, lengua griega, latín, mucho comercio, Santa Sofía… no puedo creerlo ¡estoy en Constantinopla!. Claro, ahora se armó el rompecabezas. Veo en el horizonte la muralla que rodea la ciudad, en un documental sobre Estambul, Turquía, vi parte de esto pero como ruinas. ¿En qué año estaré? A ver Ferreiro, ayudame, gran prosperidad, construcción de la Basílica, obvio es el tiempo de Justiniano I el Grande, claro y la emperatriz es Teodora.
-Ya casi llegamos, ahí están. Son dos mujeres vestidas igual que nosotras, jóvenes, aproximadamente veinte años, lindas, lástima ese gorro en la cabeza, parece una cofia. Esta basílica va a ser hermosa cuando la terminen, tiene en su cúpula muchísimas ventanitas rectangulares y el lado superior como un arco y estas columnas tienen motivos vegetales estilizados y geométricos. Todos los edificios aquí son hermosos, reúnen lo mejor del arte de Grecia, Roma, Asia. Hay muchos relieves y bajorrelieves, la simetría se destaca en todo. Se observa que conservaron el arco de medio punto y la columna como soporte de los romanos, pero han agregado la cubierta abovedada y las cúpulas. Creo que lo que más me gusta son los mosaicos vítreos y dorados ¡Cuánto lujo!, aquello parece un hipódromo… ¡Cuidado! Otra vez me llevan por delante, son chicos que van a la escuela (es pública, controlada por la iglesia y sólo para varones). A un niño se le cae una moneda, tiene la cara de Arcadio, claro es un “solidus”.
-¿Escucharon cosas por ahí?
-Sí, algunos son unos sediciosos pero otros son unos ingratos, con todo lo que la Emperatriz hace por ellos, las tres chicas se ponen a hablar, esto me va a dar mucha información, a ver…
-Estoy cansada de oír tantos criticones, los que vienen de Roma, bien que les gusta hacer negocios aquí, pero fuera de eso nos miran con desprecio, nos subestiman, para ellos somos bárbaros.
-Sí, pero ellos no pudieron mantener su poderío, hace mucho que perdieron todo. Gracias a Justiniano y a Belisario se reconquistó mucho territorio, Ravena, Roma, Cartago.
-Sí, ¡ja ja! Con una ayudita de nuestra señora Teodora.
Es verdad, se dice que la más fuerte y hábil era la Emperatriz y era ella la que planificaba las nuevas conquistas junto con el general.
-Por otro lado las discusiones religiosas, que si Cristo es divino, que si humano, que si el Papa tal cosa, que preparan el Concilio…
-Sí, a veces no puedo creer las horas que pasan discutiendo lo mismo.
¡Ah! De acá viene lo de las “discusiones bizantinas”.
-Todavía tengo pesadillas por la rebelión, a la Emperatriz no le tembló el pulso para aplastarlos.
-Quería ver si mañana podíamos ir hasta lo de mi tío, le llegó un cargamento, me va a mandar perfumes y especias para la Emperatriz, seguro nos dará algo a nosotros.
Mientras charlan, yo sigo viendo la arquitectura, las artes plásticas, mucho recubierto en oro y me parece que en el vaticano ví tantas imágenes religiosas como acá. Hay dos hombres que están contando algo interesante, que ahora traerán capullos de gusanos de seda para criarlos y lograr la seda aquí.
-¿Vos que pensás? –me toca el brazo una de las chicas-
-Procopio es un cretino, sólo sabe escribir infamias, ¿qué pensás?
-Sí –contesto- el pasado de una persona no debe ser discriminado, ¿acaso una actriz de circo es menos que otra?, ¿no puede una mujer del pueblo llegar a Emperatriz? –qué suerte que recordé esto-.
-Vamos, estamos llegando a la corte, la Emperatriz tenía que discutir con unos legisladores unas leyes y luego quería vernos.
Aprovecharé para que me cuenten cosas sobre Teodora.
-La verdad que la Emperatriz es una gran legisladora, ustedes de todas las leyes que propusieron ¿Cuáles prefieren?- les digo-.
Todas hablaron al mismo tiempo, obviamente admiran mucho a la emperatriz y su obra.
-Yo creo que la ley del aborto, es justa, en algunos casos debe considerarse.
-La ley de matrimonio la mejoró mucho, sí, debe privilegiarse el amor, qué importa la raza, clase social o religión de los novios.
-Bueno, cualquier cosa ahora está el divorcio.
-Yo creo que está muy bien que ahora los burdeles sean regenteados por las propias mujeres.
-Claro, y que se prohibió la prostitución forzosa.
-Yo pienso que está muy bien la pena de muerte para el violador.
-Bueno –digo- todas estas leyes, estemos de acuerdo o no con ellas, son para proteger los derechos de las mujeres, seguro que son de avanzada, aún dentro de muchos años (¡ni se imaginan cuántos!).
-Vamos, ya viene la emperatriz.
Caminamos por un pasillo largo, todo es muy bello y suntuoso. Entramos a una habitación muy lujosa, con cortinados y sedas, hermosas pinturas… se acerca una mujer, las chicas se adelantan y la tratan con respeto y también mucho cariño, es bonita pero sobre todo tiene algo difícil de describir, una gran dureza y dulzura a la vez.
-¡Es Teodora! ¡No puedo creerlo! Se me acerca y me sonríe, un peronista diría que es la “Evita Bizantina” , bueno… podría ser Eva la “Teodora Argentina” – pobre también morirá de cáncer.
-¡Samanta! ¿Qué te pasa? ¿Te sentís bien?
-Profesora… no sé, estoy muy cansada…
-Bueno, dale, abrí el libro en la página 110
-¡No puedo creerlo!
-¿Samanta, qué te pasa? Te pusiste pálida.
-Este es el mosaico de San Vital… es la corte de Justiniano y Teodora… la segunda chica a la izquierda de Teodora… ¡Nada profesora! Ya estoy bien. (Mejor me callo, nadie me va a creer).